Seguí caminando mientras mis pensamientos
entrelazaban historias que se repiten, vino a mi mente los ríos del litoral, donde
en los amaneceres sale Pedro canoero. Pero ahí un poco más adelante estaba el
Mancora, que me atrajo al verlo sobre una gran cuna que lo sostenía, atrapado,
imponente con su proa apuntando el mar, a la espera de ese grupo de muchachos, que
lo iban a reparar, pero por el momento estaban reparabando otro barco, mientras
charlaban, alegremente. Los pelicanos jugaban entre las piedras, pero algo me
llamo la atención, arriba del imponente Mancora estaba, parado el viejo
capitán, oteaba con su mirada el horizonte, donde estarían sus pensamientos
cuando lo vi, su mirada franca, marcaba una vida arriba de su barco, largos días
mar adentro mostraba su curtida cara, arrastrando las redes en las madrugadas.
Cuantas historias tendrán. El Macora y su Capitán.
La popa del Mancora
El viejo Mancora mirando el atardecer
Los calafateadores
Jesus Sobre Las Aguas, también espera
Los fieles observadores a la espera de la comida diaria
Y el viejo Capitán
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