De Antigua
Guatemala, salí tranquilo hacia la frontera con México, pese a que siempre digo
que no hay que pasar fronteras en día domingo, cometí ese error. El camino
saliendo de Antigua, es muy bueno 150 kilómetros de una autopista,
espectacular, con unos paisajes muy lindos sumado a que uno ve a los nativos de
la zona, con sus vestimentas típicas, había motos de grandes cilindradas que se
ve que los domingos salen a recorrer esta ruta, sacándole chispas a los
cilindros. A los 150 kilómetros, se transforma en ruta, a parte de estar rota,
tiene unos desniveles muy peligrosos, como de 5 metros sin marcar. A 30
kilómetros faltando para llegar a la frontera, gran cola de autos, buses, Toyotas
estas son simple cabina que las usan tipo buses ahí cargan atrás como a 20
personas y van todos parados igual que
los Willis pero en otra marca. Paro me bajo de la moto dejo el casco, la
campera, guantes etc., y me siento en la ladera de la montaña con unos que
estaban ahí esperando, les pregunto que pasaba, y uno me hace con el índice y el
pulgar, como una pistola estaban a los tiros,
no le di mucha importancia pensando que me estaba cargando, la gente iba
y volvía caminado por la ruta a las dos horas de estar calcinándonos el cerebro
al sol, de repente vienen corriendo todos se suben al los autos buses etc., partimos,
al rato veo humo, era en un caserío sobre la ruta, los indígenas estaban
quemando una vivienda, miro había como 50 parados con cara de malos y cada uno
con un machete, en su mano, giro la cabeza hacía la montaña y sobre la ladera
había como 300 más mirando para abajo en igual postura, no quise parar a sacar
una foto primero porque el horno no estaba para bollos, y segundo estos con el
machete te hacen pelo y barba, y no te das cuenta, por supuesto ningún policía,
eso si la policía estaba a los 10 kilómetros tomando algo al costado de la ruta
en una cantina.
En la frontera
(La línea como le dicen los locales) paso la aduana de Guatemala, muy rápido, a
los 3 kilómetros esta la de México, me
llamo la atención que no había nadie, ni ejercito, ni policía, como si uno
entrara a un pueblo un domingo de verano a la siesta, paso por migraciones, dicen que vuelva más
tarde porque no había sistema, entonces a darle la entrada a la moto, había uno
hablando por celular, le hago señas y me dice que espere, al rato se digna en
cortar se arrima le digo lo que pretendía, me contesta, que el del banco ya se
había ido a las 16, miro mi reloj y eran las 15,50 se lo hago saber, me dice
que ellos tenían horario de verano una hora más, que regrese mañana a las 8
horas. Le insistí pero no hubo vuelta de hoja, como diría otro viajero, “el que
esta no lo hace, y el que lo hace no esta”, así me paso a mi. Parto a buscar hotel
y consigo uno, que por supuesto no tenía nada, asique a las 5 de la tarde
parado en el medio de un pueblo fronterizo, esperando que se hagan las 8 de la
mañana del día siguiente. Le pido a la señora del hotel si me iba a dar algo de
comer, y me dice que no daban de comer, le insisto diciéndole señora usted y su
familia comen, asique como lo mismo que ustedes, a todo esto se había largado a
diluviar, al rato yo tirado en el cuarto con el ventilador de techo, y viendo
una película de Cantinflas, la señora me trae unos huevitos camperos, con
frijolitos y chile, esa noche yo era una mezcla del volcán Vesubio, y la
ametralladora de Al Capone, con los frijolitos mezclado con el chile. Por
supuesto con la tormenta se corta la luz chau ventilador de techo.
A las 6 de la
mañana me despierto con el imitador de Harry Belafonte, y su Calipso Bananero,
un buen señor pasaba cada 5 minutos en una camioneta con un parlante,
ofreciendo plátanos, por kilo, por tonelada, por metro, por 10.000 maneras mas,
y se había empeñado hacerlo enfrente a mi ventana. Despierto debía esperar que
se hagan las 8 que hago prendo la televisión y quien seguía Cantinflas. A las 7, 30 parto para ser 1º en la fila del
banco.
La Frontera Guatemala México
El Lobby
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