Cuando deje la moto en el deposito para embalarla, tuve la suerte de conocer, a un señor que estaba ahí haciendo otro tramite y charlando frente a la moto, me contó que había logrado salir de Cuba en una balsa, son esas historias de vida que uno a leído muchas veces, pero cuando la escuchamos en directo por su protagonista con el acento cubano y la muletilla "oye chico", es algo que nos atrapa como cuando éramos chicos y nos contaban un cuento. En ese deposito entre miles de cajas, y motos de los 80 acumuladas en un rincón esperando ser enviadas algún país lejano y restauradas para ser vendidas, poco a poco fui siendo transportado a la cuba de los años 90, y como los protagonistas fueron armando su balsa, lo que les costo conseguir una simple brújula, que era un elemento prohibido para que tuvieran los habitantes de la isla. "Chico" relataba, al salir la primera vez, naufragamos perdiendo todo, y tuvimos que regresar tres millas (*) a nado dentro de un mar lleno de tiburones, turnandonos entre los siete que éramos para ayudar a la única mujer, que no sabía nadar. Una vez en tierra, en el malecón todos mojados, nos escondimos y buscamos un teléfono publico esos que tenían el dial redondo que funcionará (aclaró), para encontrar un amigo que se animara a buscarnos, ya que si lo agarraban con nosotros iba a terminar preso. La segunda ves siguió el relato, luego de empezar todo de nuevo, lograron cruzar esas noventa millas (145 kilómetros), que separa a los Cubanos que se encuentran en la isla de la libertad. Le pregunte como hacían con la navegación, y me relato que los pescadores le habían enseñado que cada dos horas debían corregir el rumbo 5º para evitar que la corriente los tire a la inmensidad del océano y se pierdan para siempre como tantos otros que habían dejado todo, hasta su vida, por algo que nosotros poseemos y quizás no le damos la importancia que realmente tiene, porque tuvimos la suerte de nacer libres. Luego de muchas horas de navegación siguió relatando, vieron las luces de Key West, pero desde el momento que las vieron a que llegaron o los rescataron pasaron muchas horas. Seguimos hablando apasionadamente y le pregunte que había pasado con el resto del grupo, hoy todos están felizmente casados me respondió, y en mi interior surgió el siguiente pensamiento, y viviendo en un país con derechos, junto a sus hijos que nacieron libres, gracias a la valentía y el coraje de los 7 balseros; como el me dijo con orgullo al comenzar la historia: "YO SOY UN LEGITIMO BALSERO."
Nota: (*)3 millas = 5 Km.
Nota: Tengo una foto junto a él pero no la quiero publicar por respeto, ya que no le pedí autorización.
Nota: Tengo una foto junto a él pero no la quiero publicar por respeto, ya que no le pedí autorización.
Otros Caminos, otras respuestas
ResponderEliminarQue historia!
=)